Cuando hablamos de "caza de brujas" nos viene siempre a la memoria aquellas persecuciones que se realizaron en Zugarramurdi, en Salem, los juicios de la temible Inquisición en España con Torquemada a la cabeza, o en los países bajos,... pero siempre existen casos casi desconocidos para muchos, que de alguna forma, merece la pena recordar unos acontecimientos que marcan para siempre la memoria de cada ciudad, de cada región. Un suceso similar al resto de cualquier hostigamiento que recibió por parte de las autoridades religiosas , con la misma táctica, la misma acusación y, por supuesto, los mismos castigos, duros y sangrientos, lamentablemente.
Sseged vista desde la "isla bruja" |
La ciudad de Szeged es conocida popularmente entre los húngaros como la ciudad del Sol, y no es para menos, es uno de los lugares con más horas expuestas a la luz del astro Rey de todo el país magiar, lo que hace de ella un lugar privilegiado.
No sólo es conocida por su placer solar en un país donde las bajas temperaturas dominan el año, sino que también es conocida dentro del ámbito de la gastronomía, como la ciudad del pimentón, aquí nació la popular paprika.
Preparando la popular paprika. |
Dejando un poco de lado las menciones geográficas y peculiaridades, Szeged es una ciudad que ha sufrido el hostigamiento además de padecer la devastación de la invasión mongol por sus tierras, escapando los habitantes a las marismas de río Tizsa. Tras esta irrupción, la ciudad pudo rehacerse por poco tiempo, una nueva incursión maltrataron nuevamente la ciudad, en este caso fueron los otomanos quien la ocuparon, junto a un saqueo implacable, además de otras circunstancias bélicas, que algunas de ellas no debemos olvidar jamás para no se repitan catástrofes humanas como fue la 2ª guerra mundial.
Szeged sufrió mucho la pérdida y desaparición de algo más de 6.000 habitantes durante la contienda, que gran parte de ellos fueron asesinados, mientras que otros ciudadanos judíos fueron confinados en guetos, siendo posteriormente destinadas a los campos de exterminio. Sólo tenemos una frase en nuestra memoria: que no vuelva jamás a suceder estos episodios de muerte y desolación.
Volviendo a siglos anteriores, la ciudad fue liberada del yugo turco el en año 1686. Durante los siguientes años la ciudad de Szeged fue creciendo y prosperando.
La influencia eclesiástica comenzó a hacerse fuerte, se establecieron monjes Escolapios que llegaron a la ciudad de Szeged en 1719, abriendo una nueva escuela secundaria en 1721. Quizá esta llegada fue el principio del fin de algunas costumbres y prácticas en la ciudad, el ojo vigilante de la Inquisición comenzaba a controlar los pasos de los ciudadanos. Unas de las posibles causas de este comienzo contra las brujas era la llegada de extranjeros, normalmente procedía de los pueblos alemanes, croatas o serbios, que al parecer no aceptaban algunas costumbres tradicionales de los habitantes, como la medicina natural, o incluso algunas sanaciones que se heredaron de los chamanes de la Europa oriental, que estaban consideradas como cultos paganos para los ojos de la iglesia. Entre los años 1728 y 1744 los juicios y acusaciones por brujería comenzaban a ser frecuentes en la ciudad, unos juicios que alcanzó el cénit con el castigo corporal y la condena al fuego en un caluroso verano de 1728. Aquí, en Szeged, se celebró el juicio por brujería más importante, posiblemente, del país húngaro.
Y de este suceso vamos os vamos a informar, con las aportaciones de diferentes entidades que amablemente nos aportaron.
El protagonista de esta historia verídica es una isla, en realidad una pequeña península, que fue el mudo testigo de un acontecimiento que fue escenario de terribles acontecimientos plasmados en diferentes documentos de la historia de la ciudad, hoy la “Isla Bruja” como se le denomina y conoce es un lugar pacífico, un pulmón verde para Szeged. El lugar en sí, solamente era el lugar de la finalización de los actos judiciales por brujería.
Todo parece comenzar entre 1709 y 1713, cuando la terrible y atroz epidemia de la peste estaba campando a sus anchas haciendo estragos en la población, unido además a unas inundaciones ocurridas en 1712, después una sequía catastrófica posteriormente,…todo un cúmulo de desgracias, hasta que en el año 1728 parece ser que vino la calma, craso error. Un granizo devastador arrasó con los brotes y agricultura que empezaba a recuperarse después de tantas calamidades. Los graneros están vacíos. No hay suficiente alimentación para la ciudad.
Los vecinos de Szeged, los cristianos, concluyeron que estas adversidades que vienen arrastrando desde unos años, no era un castigo divino, era un mal. Algo no era correcto, no parecía un renglón torcido de Dios.
Castillo de Szeged, lugar de los juicios. |
Alguien despertó la ira del Diablo para hacer daño a la ciudad, a las cosechas, diseminando la sombra de la muerte todos los lugares en forma de desdichas, disgustos, castigos, enfermedades mortales, esto comenzó a alterar los ánimos de los habitantes…Los sacerdotes proclamaban en voz alta, en un intento de calmar la sociedad, que todos los acontecimientos provienen de los pecados de la gente, porque sienten que “la mano del Señor” está sacudiendo la ciudad.
Sólo un grupo de personas podían incitar, excitar, espolear al señor de los avernos, las brujas y sus cómplices de haber realizado pactos con el Diablo, incluso de tener pactos con brujas de origen turco, dado el temor que ocasionaba este pueblo, a las que acusaron de vender las “lluvias” al imperio turco que por ello provocaban sequías, todo ello incitó a la histeria de masas de la ciudad de Szeged.
La caza de brujas no se hizo esperar, el pueblo alentado desde los púlpitos de la ciudad de Szeged, acusando a aquellas personas de profanar las sagradas escrituras, posiblemente, hasta la fecha, si no surge otro documento fiable y contrastado, se convirtió en la mayor persecución de la historia en Hungría. El juicio por brujería fue instigada por las autoridades locales, que decidieron esta triste medida para eliminar el problema de las denuncias públicas sobre la sequía, las enfermedades, el hambre que fue haciendo mella dado que no conseguían recolectar suficiente alimento a causa de la mala climatología provocada, según las oleadas humanas de la ciudad, por las brujas que habitan en la ciudad y sus alrededores, unas harpías y hechiceros que habían confraternizado con el Diablo. Si estos grupos son eliminados, los problemas se resolverían. Unas turbas que, incluso, el ejército tuvo que intervenir en ocasiones con dureza para apaciguar los violentos ánimos de los habitantes que iban en busca de justicia y venganza, no exenta de sangre.
Un temor surgió en el imperio de los Habsburgo, se contaba por lo bajo, en rumores, que las brujas habían comenzado a organizarse como unidades militares. Un temor particular en Hungría era que las brujas eran también los vampiros, quizá influenciadas por la cercanía de los montes rumanos junto a las historias y leyendas que arrastran la región de los Cárpatos que se iban extendiendo por toda Europa.
Una persecución que finaliza con la condena a muerte de trece personas en la hoguera y una decapitada, siendo arrojado el cuerpo después a las llamas del fuego. Entre las personas acusadas estaba el ex juez y ciudadano más rico de la ciudad, de 82 años de edad, Daniel Rózsa, que representó al pueblo en el parlamento de Bratislava (antiguamente Szeged pertenecía al reino de Eslovaquia), le señalan como el líder de las brujas, por lo visto su progreso en la vida no era bien visto por la comunidad, pese a su edad, cuyo interrogatorio deja esta pregunta y solución del veredicto acusador: “¿Es usted Daniel Rózsa, un pobre pastorcillo que vino a la ciudad y se hizo rico? ¿cómo era posible? Sólo con la magia, la brujería puede haber entrado en la riqueza. . No es de extrañar que muchos empleados le acusen de hacer tratos con el maligno…”.
La temida prueba del agua. |
También a una mujer conocida en la ciudad, Anna Nagy Kökényné, una partera que la habían acusado de brujería, de tener un pacto con el innombrable, además de tener un mal carácter esta mujer, se le acusó por resucitar bebes muertos. Quizá esta pobre partera reanimaba a aquellos niños venidos al mundo de forma natural, algo tan sencillo como el boca a boca, o limpiar las fosas nasales obstruidas facilitando la respiración normal de un bebé que se le daba por muerto. Circula otra historia atribuida a esta partera, como darle hostias sagradas, troceadas previamente, a los recién nacidos, algo desautorizado por la iglesia. El resto de acusados parecen ser que fueron personas pobres de la zona, donde un edicto, en aquellas convulsionadas fechas, notificaba que todos los mendigos eran considerados brujos, que eran tropas infiltradas por las sombras para ocasionar el mal. Además también señalaron a sencillos curanderos que recolectaban algunas hierbas medicinales muy tradicionales en el lugar, o simples charlatanes que presumían de ser adivinos, unos personajes inocentes sin apenas medios ni personas que puedan defenderle de una posible clemencia. Entre esas víctimas había una embarazada, Algunas acusaciones no dejan de ser sorprendentes como realizar actos de magia con las hostias consagradas, incluso se les acusaban de no tragarse la misma en la iglesia.
Posiblemente, especialmente después de la expulsión de los turcos, el gran fervor religioso comenzó a funcionar con la fuerte presencia de la iglesia y con ello las denuncias por esas prácticas y costumbres muy alejadas de las enseñanzas cristianas.
Algunos métodos de la Inquisición. |
Unos juicios que fueron realizados en el castillo de Szeged, que se utilizó para las pruebas organizadas por los ancianos de la iglesia, y las víctimas fueron torturados para obligarlos a confesar. Las preguntas de los interrogatorios parten de los modelos que aplicaban los alemanes. Las Actas de Szeged destacan que las mujeres confesaban, de recurrir a las drogas de origen vegetal muy a menudo. Durante las declaraciones de los acusados se repiten con frecuencia baños y ungüentos. La demanda también reveló que Daniel Rozsé, que, al parecer, era un importante distribuidor de ungüentos a escondidas.
Todas las sentencias que dictaban los jueces se hacían conocer ante no menos de treinta testigos, realizando las condenas en la isla tras haber sido torturados previamente en el castillo de Szeged para lograr la confesión, unas torturas que incluían el uso del terrorífico látigo conocido como “garra de gato”, uso de la rueda para desmembrar, prueba del agua (un acusado que se hunde al fondo es considerado inocente, su alma la descansará en paz, mientras si flota, brujería indicada, mal asunto)…todo valía para que asumieran la responsabilidad de sus actos. Algunos acusados fallecieron durante estos crueles instrumentos, según algunos archivos de la época. Pero existe un obstáculo para confirmar todo el proceso de forma fiable el desarrollo de este suceso contra las brujas, el expediente del caso fue sellado y no se le permitió verlo hasta 1849. Ahora se almacenan en la sección secreta de los Archivos de Budapest, con un acceso, al parecer, restringidos. Tan sólo han llegado hasta nuestros días muy poca información, quizá no la suficiente para dar a conocer toda la verdadera historia del suceso.
¿Nos ocultan detalles fundamentales del juicio? ¿Errores de los acusadores o confesiones que podían implicar a otros personajes de la época?...
Los condenados fueron conducidos el 23 de julio de 1728 , hasta el centro de la isla que baña el río Tizsa, donde esperaban la piras, donde el fuego purificador haría su efecto en las personas acusadas de brujería, un grupo de castigados que rondaban entre los 29 años, la condenada más joven hasta los 82, el mencionado juez de Szeged.
En 1756, la emperatriz María Teresa de Austria, reina de Hungría, alertada por la continua caza humana en todo el país, muchas de estas sin sentido, con la única voz autorizada de una persona influyente en cada ciudad, ni aceptar recursos de defensa, ni pruebas fiables, ordenó que todos los casos de brujería debe ser confirmada por la Corte Suprema, que más o menos puso fin a los juicios de las brujas, el último caso ejecutado conocido por brujería hasta la fecha en Hungría fue en 1777.
Senda en la "isla Bruja" |
Os dejo la lista de los que fueron, lamentablemente, condenados a la hoguera, algunos pudieron salvar la vida, pero con castigos muy severos, desde aquí quiero dejar claro, para evitar alguna discrepancia, que esta no es la oficial del suceso, dado que la original no hemos podido acceder, sólo podemos atribuir estos nombres a los rumores y los datos que amablemente nos han cedido la Biblioteca de Szeged. Se han podido observar que en diferentes escritos que, posiblemente, sean muchos más los nombres a tenor por lo sucedido en otras ciudades europeas como en las inglesas de Suffolk (200 mujeres), la popular de Salem (25 condenadas), posiblemente algunos ya estaban detenidos o pendientes de juicio antes de la nefasta fecha:
- Daniel Rósze, 82 años, el ciudadano más rico de la ciudad en su momento.
- Zuzsanna Szell, pertenecía al ejército.
- Soldado Francis, de 60 años, portaba la bandera.
- Paul Smicht, responsable de la supervisión de los mendigos.
- Anna Nagy, partera.
- Catalina Jancsóné, curandera.
- Elizabeht Toth, acusada de ser bruja.
- Dancsó J. Violent, mendigo.
- Dancsóné Hisen Barbara, 65 años, aparecía en la lista de “malas personas de la ciudad”
- Sarah Koncz, la más joven con 29, embarazada.
- Zsuzssa T. Ádámné, acusado de brujería.
- Helena Pálfiné, partera, acusada de pactos con el diablo.
- Jánosné Örzse Erme, falleció durante los interrogatorios.
- Margarita Barak, acusada por el pueblo de malas artes.(Quizá chamanismo).
- Matthias Horvath, le encontraron hostias consagradas ocultas en el cuerpo.
- Catalina Malmos, no se le encontró ninguna prueba, pero acabó confesando.
Dolor sin fin para los acusados. |
Embarcadero en la isla |
AB&MP INVESTIGACIONES agradece la aportación de datos para el desarrollo de este reportaje que nos envió la Biblioteca y la Universidad de Szeged.
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