NIKOLA TESLA


                     
Un olvidado pionero de la energía eléctrica, explotó las fuerzas elementales del planeta en sus intentos de transmitir energía sin necesidad de cables.
Los trabajos de este prolífico inventor pueden todavía revolucionar el mundo entero.

En la noche del 7 de enero de 1943, un hombre de ochenta y seis años de edad murió solo, sin compañía, en la habitación que pernoctaba siempre del New York Hotel de Manhattan.
Antes de que su cuerpo fuera retirado y transportado a la funeraria, unos agentes de FBI entraron en la habitación, registraron todo, abrieron una caja de caudales que guardaba ese fallecido personaje,  procediendo a llevarse todos los papeles que contenía, por si pudieran encontrar algún detalle o información de un arma secreta importante.
El hombre al que nos referimos es Nikola Tesla, un ingeniero electrónico cuyo genio compitió con el conocido Thomas Alva Edison.

Tesla ha sido incompresiblemente olvidado en todas partes, excepto en el país dónde nació, aunque su nombre pervive en la “bobina Tesla”. Sin embargo esto apenas representa una mínima parte de los innumerables trabajos y descubrimientos de este personaje.
Tesla nació a las doce de al noche un 9 de Julio de 1856 en la ciudad de Smiljan, por aquel entonces formaba parte del desaparecido imperio austrohúngaro, que ahora pertenece a Croacia. Se cuenta de él, que en su infancia, que fue acusado de hacer trampas en el colegio, por que respondía demasiado rápido a los problemas y preguntas en la asignatura de matemáticas. De hecho, desde sus primeros años de vida hasta el final, Nikola Tesla siempre afirmó que el conocimiento que él tenía acerca de los complejos problemas de ingeniería, a los cuáles se dedicó, le venían a través de “chispazos” de intuición.
Tesla vivió sumergido en su propio mundo, tenía amor propio por su trabajo, y lo abordaba con un profundo interés, con la confianza que depositaba en todo, por que estaba convencido de que su trabajo está unido al éxito. Tesla se diferencia de lo demás, en que él tiene algo que decir.
Y es cierto que tenía algo que decir. Cuando llegó a New York en 1884, con escaso dinero, y una maleta llena de artículos escritos técnicos, junto a unos cuantos libros (uno era de poemas propios),  ya tenía en mente todos los detalles acerca del generador polifásico de corriente alterna, que en 1885 será la base del generador eléctrico de las cataratas del Niágara. Tesla ha aportado a la ciencia de la electricidad más de lo que pensamos.
Poco después de llegar, es contratado por el propio Edison, al cual le diseñó nada menos que 24 modelos de dinamos. Pero nunca se entendieron,  y emprendió su aventura en solitario montando un laboratorio propio.
En escaso tiempo superó a Edison, demostrando que su sistema de corriente alterna era muy superior al de la corriente continúa de Edison. Además de concederle treinta patentes.
Durante los 20 años siguientes Nikola Tesla realizó numerosos descubrimientos en el campo de la ingeniería eléctrica y de la radio.
Desgraciadamente una serie de accidentes, muchos de sus escritos resultaron destruidos, que fue un impedimento para que se le pueda considerar el pionero de muchos inventos, innovaciones e invenciones.
A pesar de ello hay duda de que fue él, y no Marconi, el descubridor del circuito sintonizado que está basada la radio (este hecho no fue determinado por el Tribunal Supremo de los EE.UU. hasta el año de la muerte de Tesla).
También es probable que Tesla fuera el primero en observar los rayos catódicos, los rayos X, las radiaciones ultravioletas y los efectos terapéuticos sobre el cuerpo humano de las corrientes de alta frecuencia. Fue también el precursor del tubo de luz fluorescente, y quizá también inventó un artefacto parecido al láser.
En 1912 rechazó el premio Nobel de física, por que según él, le pertenecía el de 1909, que se lo otorgaron a Marconi. De hecho, ya en 1898 Tesla habría presentado ante el público un barco teledirigido en el Madison Square Garden de Nueva York, y en 1899 construyó una potente estación de transmisión en Colorado Springs.
Sin embargo, a diferencia de Marconi, Tesla estaba interesado en la transmisión, no sólo de pequeñísimas cantidades de energía en forma de señales de radio, sino también de enormes cantidades de energía eléctrica para el uso doméstico e industrial. En 1899 consiguió lanzar varias cargas eléctricas a la atmósfera, equivalentes a muchos millones de vatios, con una bobina enorme que generaba unos diez millones voltios.
La instalación experimental que Tesla construyó en Colorado Springs era un granero de 30 metros cuadrados, que desde el centro del techo, una torre aguantaba una antena de casi 60 metros de altura, sobre la cual había una bola de cobre de casi un metro de diámetro.
Dentro de la estructura había un recinto circular, como un cerca, de unos 23 metros de diámetro, en e cual estaba enrollada la bobina primaria del transmisor; la bobina secundaria tenía alrededor de tres metros de diámetro y estaba conectada a la antena.
El principio en que se basa el circuito resonante sintonizado es muy parecido al de un columpio. Un pequeño empujón pone en marcha el balanceo, y el mismo empujón, aplicado en el momento oportuno, hará que el columpio pronto se eleve a una gran altura. Del mismo modo, una sucesión de pulsaciones eléctricas, aplicada a la bobina principal con una frecuencia adecuada, producirá en la secundaria pulsaciones bastante aumentadas.
Estas pulsaciones en la antena conectada a la bobina secundaria de Tesla generarán ondas de radio de alta frecuencia que viajaran hasta el otro lado del globo para regresar después.
Si estas ondas estuvieran sintonizadas con la frecuencia natural de oscilación de las corrientes eléctricas de La Tierra, a su vuelta reforzarían las pulsaciones de voltaje de la antena, y aumentaría  la corriente extraída del suelo: todo el planeta  serviría así de “circuito secundario” para aumentar la corriente.
Aquí la historia de cómo Nikola Tesla puso en marcha su ingenio:
Mientras Tesla observaba la parte de arriba de la antena desde fuera del aparato, su ayudante Czito se situó, un tanto preocupado, en los aparatos de mando del interior. Cuando Czito cerró el interruptor, la bobina secundaria se vio rodeada por una aureola de fuego eléctrico, salieron chispas que crepitaban por todos lados, y se escuchó un ruido muy fuerte por encima de sus cabezas. A este ruido le siguieron otros más. El ruido que provenía de la bobina iba en aumento…y el  ruido del principio fue seguido de otro sonido más agudo…Ambos se unieron formando un traqueteo parecido a una ametralladora. El estallido que se oyó arriba en el aire se hizo muchísimo más fuerte; ahora parecía el estruendo de un cañón, y las descargas se movían rápidamente una detrás de otra como si de un batalla de artillería estuviera desarrollándose sobre el  artilugio…Había una extraña luz espectral de color azul en la gran estructura. Las bobinas estaban ardiendo, y los hilos, en llamas. Todo el edificio arrojaba llamaradas. Tesla, mientras tanto, estaba fuera extasiado. Desde la bola de cobre, situada encima de la antena, salían disparados rayos de luz: llamaradas de casi 40 metros de largo.
De repente, los rayos artificiales cesaron. Tesla se apresuró a acudir hacia el laboratorio para recriminar a Czito por haber detenido el experimento sin que él hubiera dado la orden. Pero Czito le respondió: “El suministro de energía había fallado”.
El experimento había quemado completamente el sistema generador de la Compañía Eléctrica de Colorado Springs.
Afortunadamente, ese generador lo había diseñado Tesla y lo reparó con cierta facilidad.
Al tiempo, indicó las consecuencias del experimento realizado con su ayudante Czito:
“Aunque no era necesario demostrar lo práctica que era la comunicación sin cables con cualquier punto del globo con un aparato así, llegué a tener la completa certeza de esto a través de un descubrimiento que hice: cuando levantamos la voz y  oímos un eco como respuesta, sabemos que el sonido transmitido por la voz ha llegado hasta una pared o un límite distante y se ha reflejado en el mismo. Lo mismo ocurre con una onda eléctrica y, la misma evidencia que proporciona el eco, también la ofrece un fenómeno eléctrico conocido como la onda “estacionaria”, es decir, una onda con regiones nodales y ventrales fijas. En lugar de enviar vibraciones sonoras hacía una pared distante, yo he enviado vibraciones eléctricas hasta los límites remotos de la Tierra, y en vez de responder una pared, lo ha hecho la Tierra. En lugar de un eco, he conseguido una onda eléctrica estacionaria…reflejada desde lejos.”
Una demostración modelo de los efectos producidos por la bobina Tesla es conseguir que se ilumine una bombilla eléctrica sin estar conectada a ningún suministro de electricidad. Con su gigante instalación en Colorado Springs, Nikola Tesla consiguió encender 200 de las lámparas incandescentes  de Edison, a una distancia de 40 kilómetros.
Muchos años más tarde, el diario Evening Standard de Londres, señaló que se había abatido sobre Canadá una serie de tremendas tormentas eléctricas, y que el último ayudante de Tesla que sobrevivió, Arthur Matthews, había sido interrogado exhaustivamente por un ingeniero electrónico ruso cuyo nombre no fue revelado. Poco después, el mismo periódico afirmó que el mayor George Keegan, antiguo jefe de las Fuerzas Aéreas de los EE.UU., había expresado públicamente su temor de que los rusos poseyeran un “arma atómica” capaz de hacer detonar misiles balísticos durante el vuelo.
Estos sucesos estaban ligados con Nikola Tesla, ya que parecía que algunos de sus trabajos estaban siendo ahora utilizados para la guerra.
¿Descubrió Nikola Tesla un arma secreta capaz de destruir hasta límites insospechados?
¿Conocía Tesla los secretos de la gravedad?



















Os dejo este audio emitido en "Otros Mundos-La nave del misterio", un programa radiofónico que dirige y presenta Javier Belmar, nos contará más cosas sobre el secreto de Nikola Tesla.

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